Programa de Microcréditos: “esa casa necesaria y soñada, es posible”

Desde Madre Tierra quisimos hacer un reconto del trabajo de tantos años con el Programa de Microcréditos. Carolina Lazzarini y Sonia Spasiuk, integrantes del equipo de Madre Tierra nos cuentan su experiencia con el Programa.

Los Microcréditos o Fondos Rotativos Solidarios para la Mejora de Viviendas (de la Ley 14.449) impulsan  el otorgamiento de fondos a grupos familiares con déficit habitacional. Está dirigido especialmente a aquellas familias que no son consideradas aptas para crédito por parte de la banca formal. Carolina, Arquitecta y parte del equipo de Madre Tierra, nos cuenta su experiencia con el Programa: “Son pequeños créditos que las familias toman para realizar mejoras en sus viviendas. Si bien se trata de un monto reducido, a lo largo de los años vimos cómo este Programa es muy útil por múltiples razones. Muchas familias han podido hacer mejoras en sus casas que a simple vista pueden no parecer significativas, pero para quienes no podían lograrlo y por medio del crédito si pudieron, fue muy importante”.

El Programa se basa en una concepción de la educación popular que funciona a través de metodologías de participación y reflexión de la práctica. Buscando ubicar en un lugar de protagonismo a las personas y sus saberes. Sonia, Trabajadora Social e integrante de Madre Tierra dijo en este sentido: “los Fondos Rotativos y Solidarios de Créditos son una experiencia que en Madre Tierra venimos apoyando hace años. Y que la sostenemos porque es una posibilidad concreta de que las familias puedan acceder a poder pensar la mejora de su hogar (sino siempre queda como algo imposible). Y la experiencia me demuestra que es un incentivo impresionante para poder dar comienzo a las distintas mejoras: ampliación, revoque, instalación de agua, techo, cambio de aberturas. Es decir, las distintas necesidades que tiene una vivienda para hacerla habitable, vivible y saludable. Además, lo que es muy motivador es que una vez que pueden devolver uno, pueden acceder a otro y otro microcrédito”.

¿A qué familias está dirigido?

En particular a aquellas que puedan resolver algo prioritario y significativo de su vivienda y tengan condiciones y posibilidades de asumir un crédito. Carolina nos explica: “a veces poder colocar aberturas significa poder habitar un espacio. Poner cerámicos en un ambiente es poder mantener limpio y no respirar polvo, es salud y es tiempo que se ahorra al limpiar”. 

Muchas veces lo prioritario es la conexión eléctrica: “hacer una instalación eléctrica con los materiales y medidas de seguridad adecuadas implica menos riesgo de incendio, especialmente en viviendas con algún grado de precariedad. Y más importante aún, puede salvar vidas evitando electrocuciones, sobre todo de niños pequeños que son los más expuestos ya que suelen tocar todo, desconociendo los riesgos” nos cuenta la Arquitecta. Y destaca: “es muy lindo ver la cara de les niñes encendiendo luces con una tecla, pudiendo iluminar la habitación con un “click”, cuando antes era una maraña de cables a la que no tenían acceso”. 

En las experiencias de Madre Tierra, otra de las prioridades que más se repiten y que más soluciones traen son las relativas a la instalación de agua. Continúa Carolina: “ni que hablar si el crédito se utiliza para llevar el agua al interior de la vivienda. Es una de las mejoras más significativas. Dejar de cargar baldes para todo lo que se haga con agua. Dejar de bañarse con un tarrito, pasar frío. No tener que salir afuera a cargar agua aunque llueva. Dejar de ocupar lugar con tachos por aquí y por allá. Abrir una canilla y que salga agua”. O también, para hacer la perforación de agua: “es difícil describir la sensación de alegría y alivio que expresan sus caras. Porque dejás de depender de otros para empezar a tener tu propia perforación”, dice Carolina.

La comunidad organizada

No podemos recalcar de forma suficiente la importancia del empoderamiento de la comunidad que se organiza. Con el Programa no solo se favorecen las mejoras habitacionales sino que, también, se trabaja en procesos de ayuda mutua y organización comunitaria para la resolución de problemáticas habitacionales comunes a las familias. “Es importante el componente comunitario: se hacen las reuniones con todas las familias, entre todas escuchan que es lo que va necesitando cada una. Eso va haciendo un hilo de conexión y solidaridad con el vecindario”, comenta Sonia

De esta forma, el Programa pretende favorecer la organización colectiva y el empoderamiento de las familias en la mejora del hábitat. “Como les digo a las familias, esto funciona como un empujón” dice Sonia. “Porque son muy pocas las familias que solo utilizan el monto que recibieron. En general eso es un disparador para seguir mejorando la casa. Hay algunas que hasta han renovado por cuarta o quinta vez. Es una experiencia de autoestima, al final eso que les parecía tan lejano, se pudo afrontar”.

Son muchas las ramificaciones de los microcréditos, un Programa que está hecho de pequeños aportes que se van multiplicando entre las familias del barrio. Sonia dice: “siempre recuerdo a Irma, ya de hace unos cuantos años. Ella y su familia vivían en una casilla y durante 10 años tuvieron en la parte delantera del terreno un contrapiso y no podían avanzar. Cuando Irma se entera de la posibilidad a través de las promotoras, le cuenta al marido (que mucho no creía) y toman un primer microcrédito. Y el día que llegan los materiales el marido no lo podía creer, llegó del trabajo y se puso a levantar paredes. Y siguieron y siguieron construyendo, tomaron otros microcréditos. Siguieron embaladísimos, porque para ellos fue una cuestión de esperanza, de confianza. Y así continuaron con su casa y hoy tienen cerámicas en todos los ambientes, tienen su baño y las instalaciones. Pero antes de eso, vivieron 10 años en la casilla creyendo que no iban a poder nunca. Y esos son los ejemplos que se multiplican entre las familias de los barrios”. 

Devolución de los créditos

Desde Madre Tierra, Carolina observa que: “cuando una familia es constante en la devolución de cuotas, termina un crédito y puede sacar otro. Y así vimos como unas cuantas familias fueron mejorando su casa hasta terminarla. O incluso, también, quienes empezaron un ambiente desde cero: primero con un crédito para bases y encadenados, después paredes, aberturas y así de a poquito llegaron al techo”. 

Arquitectxs al alcance de las necesidades sociales

Poder pensar las mejoras del hogar con asesoramientos profesionales es otra de las grandes aristas que tiene el Programa. Carolina destaca sobre la inserción de su profesión en los microcréditos: “es muy importante poder pensar juntes cómo necesitan que sea su casa. Cómo usar mejor los materiales. Qué van a hacer hoy, pero pensando cómo sería la vivienda terminada. Para que lo que hacemos sirva para el futuro y no haya que romper lo que tanto costó. Pensar la casa en forma integral aunque haya que avanzar en etapas, y mantener viva la esperanza de que esa casa necesaria y soñada, es posible”.

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